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La provincia de Guizhou, en el suroeste de China, vive una de las catástrofes naturales más devastadoras de su historia reciente. El río Duliu se desbordó violentamente, alcanzando un nivel de agua 11 metros por encima de lo normal, lo que provocó el colapso de infraestructuras, la inundación de comunidades enteras y la evacuación de más de 80.000 personas.
Las imágenes difundidas por medios locales y redes sociales muestran calles convertidas en ríos, viviendas cubiertas hasta los techos, puentes derrumbados y vehículos arrastrados por la corriente. En el distrito de Rongjiang, uno de los más afectados, un campo de fútbol quedó completamente sumergido bajo tres metros de agua.
Las autoridades chinas han desplegado un amplio operativo de emergencia, con equipos de rescate, botes y asistencia humanitaria. Se han habilitado refugios temporales en escuelas y edificios públicos, mientras se mantiene la alerta por posibles nuevas lluvias en los próximos días.
Este evento ha sido catalogado como la mayor inundación registrada en la región, con un caudal máximo de 11.400 m³ por segundo, y ha reavivado el debate sobre la necesidad de fortalecer los sistemas de prevención ante fenómenos climáticos extremos.