SMOKING
Un fenómeno que ha desconcertado a más de un comensal es ver cómo un trozo de carne fresca parece moverse por sí solo tras ser cortado. Aunque parezca sacado de una película de ciencia ficción, la explicación es completamente científica: se trata de espasmos musculares provocados por impulsos nerviosos residuales.
Cuando un animal es sacrificado, sus células no mueren de inmediato. En algunos casos, si el corte es reciente y el tejido aún conserva energía química y conexiones nerviosas activas, puede reaccionar al contacto con ciertos elementos, como el sodio. Este mineral, presente en la sal o incluso en el propio ambiente, puede activar los canales iónicos de las células musculares, generando contracciones involuntarias.
Este efecto, aunque impactante, no representa un riesgo para la salud y suele desaparecer en minutos. De hecho, es más común en carnes muy frescas, especialmente en condiciones donde el sistema nervioso periférico aún no se ha degradado por completo. La reacción es un recordatorio de cuán complejos y fascinantes son los procesos biológicos, incluso después de la muerte celular.
